Cuando tu vida se trasforma en un constante caos es difícil sobrellevarla.
Abandonos, mentiras, enfermedad, dolor. Si ya sobrevivir en este mundo es difícil
imagínate sobrevivir haciendo las cosas bien. Y es que uno se cansa, busca el
camino correcto pero nunca se consigue nada. Uno no espera las buenas porque está
acostumbrado a recibir las malas y es que hasta un pobre desconfía de una
migaja de pan . Porque los humanos somos así, cuando nos pasa algo bueno no lo
disfrutamos, pesamos en que se va a acabar, en que si es un sueño o en que solo
es una broma de mal gusto. Y es que nos cuesta creer que algo bueno nos puede
pasar cuando solo estamos acostumbrados a la oscuridad. El que se quemó con
leche ve una vaca y llora no por el miedo, sino por el recuerdo doloroso que le
trae. Los pesimistas vemos el vaso medio vacío porque cuando se llena viene
alguien y se toma mas de la mitad dejándolo como estaba antes o peor. La vida
no para de golpearte constantemente, tantos años de golpes que cuando uno ve que se
viene una ya agacha la cabeza listo para recibir el próximo golpe. No, no nos
emocionamos con las buenas porque cuando se van nos dejan sufriendo mas, nos
dejan mas rotos de lo que ya estábamos. Nos devuelven a foja cero, porque cuando
uno crece en el barro se acostumbra a la sensación fría y mojada que tiene,
cuando uno crece en el barro sabe lo que cuesta conseguir las cosas,
mantenerlas para que no se caigan a pedazos. Los que nacimos en el barro
sabemos lo que es pelearla desde abajo, buscar nuestro lugar, abriéndonos
camino en una sociedad elitista
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